Santa Marta es puro sabor. Es una ciudad donde la diversidad está totalmente presente en su paisaje, en su gente y en cada aspecto cultural que la compone; es un destino que acoge a todos sus visitantes y los hace sentir como en casa.
¿Qué la hace única? Su principal característica es su territorio: paisajes inolvidables en los que el verde de su vegetación, el azul de sus mares, el amarillo del sol y la arena, y el contraste de las playas con el blanco de la Sierra Nevada hacen de este un destino obligado.
Además, en Santa Marta viven alrededor de 30 mil indígenas de las etnias KOGI, ARHUACO, KANKUAMO y WIWA. De hecho, la zona fue declarada por la Unesco como Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad en el año de 1979.